Todos y cada uno de nosotros pasamos los días y las horas de nuestra vida teniendo que tomar decisiones. Algunas de ellas tienen una importancia relativa, mientras que otras no tanto. Aún así no dejan de ser decisiones.
Podríamos decir que tomar decisiones es la tarea que más realizan los jefes.
La habilidad para tomar decisiones adecuadas como jefe o mando intermedio no sólo se aprende, sino que se debe desarrollar para mejorar nuestro desempeño en este campo.
LECCIONES QUE UN PILOTO DE FÓRMULA 1 NOS PUEDE ESEÑAR
En ocasiones, hay escenas del día a día de mi empresa que me recuerdan mucho al entorno de una carrera de Fórmula 1 (Altísimas inversiones, ambiente de trabajo de mucha presión, necesidad de tomar de decisiones rápidas, etc.) Frente a un problema de producción hay que plantear una estrategia y –como una en una carrera con lluvia-, el resultado final puede ser un éxito o un fracaso total.
Dentro de este entorno los buenos pilotos poseen cualidades muy decisivas que nos pueden enseñar. Veamos un par de ejemplos.
Nigel Mansell comentaba en una entrevista: “un buen piloto de fórmula 1 es el que tiene el suficiente AUTOCONTROL para pensar despacio cuando tiene que pensar despacio y pensar muy deprisa cuando hay que pensar deprisa, independientemente de la presión del momento”. A veces en el día a día de una empresa existen situaciones de mucha tensión. Si un jefe cuando decide se deja llevar por la presión, su falta de “temple” puede llevarle a equivocarse en la decisión. A veces es necesario pensar despacio.
Decía un colaborador de Fernando Alonso: “uno de sus rasgos más característicos de superioridad frente a sus rivales es su capacidad de “OLVIDAR, PARA GANAR”. Tiene una cualidad asombrosa para distanciarse de los problemas que no he visto a nadie más. Diez minutos después de haber cometido un grave error, lo asimila y ya es otra persona”. Sobre esta cualidad todos hemos sido testigos recientemente de un caso concreto. Ante el gravísimo error de estrategia que provocó la pérdida del Mundial en Abu Dabi, dos días después, Alonso era capaz de “transformar la decepción de no ganar en agresividad y determinación para abordar el año siguiente”
En ocasiones, si tomamos una mala decisión y le damos demasiadas vueltas al error, esta actitud nos va a restar energía e influir negativamente en futuras resoluciones. Ante los fallos la mejor conducta es; aprender de la equivocación y archivarla, para seguir trabajando.
Gracias por tu comentario Carlos. Así es, siempre que hay un contratiempo, hay oportunidades de mejora.