Los jefes y mandos intermedios son piezas clave dentro de la cadena jerárquica de una empresa, ya que son los que tienen que materializar, a través de las personas, los cambios y las decisiones estratégicas de la Dirección que la gobierna. Entre ellas está la implantación de metodologías Lean que llevan a la Organización hacia la mejora permanente de la Eficicencia y, por lo tanto, al aumento de los beneficios.
Como consecuencia del cambio de modelo de liderazgo que se está producienco hoy en día (pasamos de un liderazgo formal a un liderazgo moral), es muy importante que los jefes entiendan muy bien los mecanismos de la Buena Autoridad, y no los confundan con el autoritarismo.
Me gustaría resaltar el concepto de que la autoridad es un servicio que los jefes prestan a las personas que tienen a su cargo. Una persona que ejerce la autoridad tiene la obligación de poner al servicio de sus empleados su talento (experiencia, tiempo, conocimientos, etc.), con la finalidad de conducirles hacia la mejora personal y profesional. De hecho, es muy significativo que en latín la palabra Auctoritatem derive del verbo augere, que significa “hacer crecer”.
Esto es lo que diferencia la buena autoridad del autoritarismo. La primera está para que uno sirva a los demás, mientras que la otra se practica para que los demás le sirvan a uno.
Podemos destacar tres claves fundamentales de Buena Autoridad, que desarrollaré en futuros post:
- La autoridad es necesaria y debe estar claramente establecida y comunicada a todas las personas de la empresa
- El ejemplo y la obediencia son los pasos previos para ejercer la autoridad
- La autoridad de un jefe se fundamenta en su prestigio personal y profesional